El entusiasmo es el combustible
de la creatividad. Además, creatividad y entusiasmo se retroalimentan. El
entusiasmo nos proporciona fuerzas para hacer algo bien y percibir que lo
estamos haciendo bien aumenta nuestro entusiasmo.
Por eso es tan importante
cultivar el frágil entusiasmo de los niños. Tan frágil que una crítica lo puede
marchitar. Así le sucede a Ramón, el protagonista de esta historia, una crítica
de su hermano derrumba su entusiasmo y no lo recupera hasta que descubre el
arte del casi.
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